SANTO DOMINGO. -En una actividad encabezada por distintas autoridades, el proyecto de Biodiversidad Costera y Turismo (BCyT) presentó este jueves las transformaciones generadas en el turismo y la biodiversidad costera de varias provincias del país.
El mismo fue presentado después de cinco años de trabajo bajo la coordinación del Ministerio de Medio Ambiente, Ministerio de Turismo, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el financiamiento del Global Environmental Facility (GEF).
Uno de los presentes en el evento fue el Ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, quien resaltó que la institución que dirige ha sido firme en su accionar, teniendo como centro la aplicación de las leyes que rigen el cuidado y la protección del medio ambiente, lo que incluye las franjas costeras, en donde ha realizado operativos de recuperación de espacios, de protección a especies y de concienciación sobre el valor de los recursos costeros y marinos.
“Estos resultados comprometen al ministerio y al gobierno a continuar poniendo en valor nuestras costas, a cuidarlas y salvaguardarlas, haciendo un uso racional de ellas y del entorno, promoviendo un turismo cada vez más sostenible y en armonía con la naturaleza, siempre bajo el manto de la Ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales”, indicó Jorge Mera.
En ese orden, la Directora de Planificación y Proyectos, Shaney Peña, al hablar en representación del Ministro de Turismo, David Collado, destacó que el Ministerio acaba de estructurar la primera División de Playas y Costas para la coordinación del proyecto “Plan de Reordenamiento y Gestión Integral de Playas y Costas Dominicanas”.
Este proyecto tuvo como zonas de impacto las provincias costeras de Montecristi y Samaná.
La actividad fue introducida por Inka Mattila, representante residente del PNUD, quien resaltó que el turismo fue uno de los sectores más afectados por el Covid-19.
“El turismo ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia en República Dominicana y todo el mundo. Los resultados de este proyecto revelan las oportunidades que tenemos de maximizar el potencial de nuestros recursos naturales para la recuperación del turismo, con una mirada de sostenibilidad e inclusión”, indicó Mattila.
Según informaron este jueves con esa iniciativa, se renovaron 8 infraestructuras turísticas para fortalecer la oferta de tres Parques Nacionales y un Monumento Natural. Entre ellas, la Plataforma Ecoturística en Los Caños, el Sendero de las Cruces en el Parque Nacional El Morro, el Muelle de Isla Cabra, el Parque Submarino de Montecristi, la Plataforma Flotante para las Excursiones en Kayak, el Parque Nacional Manglares de Estero Balsa, el Sendero Boca del Diablo a Frontón y el Centro de Visitantes Boca del Diablo, en el Monumento Natural Cabo Samaná.
“Otro de los componentes del proyecto fue utilizar el arte como herramienta de cambio y cohesión social, restaurando y pintando 52 embarcaciones con colores y texturas alusivas al pez loro, concientizando a los pescadores de la comunidad de Manzanillo, y logrando que migraran de su trabajo original a preservar los recursos naturales y fomentar las excursiones acuáticas turísticas”, señala una nota informativa.
La misma también indica que en las Terreras se levantó un Museo de Estructuras en que resaltan la poesía dominicana, constituyendo un atractivo innovador, y un museo submarino a partir de estructuras para la restauración de corales.
Estos logros fueron presentados en el evento de cierre del proyecto donde se resaltó la importancia de la sostenibilidad para la recuperación del turismo en la República Dominicana.
Durante el desarrollo de la actividad, cuatro empresas turísticas participaron en un panel donde explicaron las transformaciones generadas en sus comercios a través del trabajo guiado por los especialistas del proyecto.
Además, se resaltó que con el apoyo del Ministerio de Industria y Comercio (MICM), más de 60 negocios turísticos recibieron orientación para la recuperación ante la COVID-19; y todos los centros y/o tiendas de buceo en Montecristi, y más del 90% en Samaná, fueron internacionalmente certificadas en buenas prácticas de buceo.