Casi todas las tormentas, huracanes y ciclones son bautizadas de manera femenina. Y al parecer su percepción mejora de esta manera
La relación entre los nombres de los huracanes y la percepción del riesgo que conllevan siempre fue una incógnita.
Históricamente se han utilizado nombres femeninos para identificar tormentas, la novedad es que se descubrió cómo esto puede influir en la preparación y respuesta ante desastres naturales.
Desde 1953 los meteorólogos estadounidenses comenzaron a asignar nombres femeninos a las tormentas para facilitar la identificación y divulgación pública.
Y fue en 1979 que la Organización Meteorológica Mundial introdujo listas de nombres que alternan entre géneros para equilibrar la representación y reducir estereotipos.
Un estudio de 2014 encontró que las tormentas con nombres femeninos eran percibidas como menos amenazantes, lo que podía derivar en una menor preparación ante su llegada.
La forma en que nombramos los huracanes puede influir en la percepción del riesgo y la respuesta ante desastres naturales, lo que destaca la importancia de una comunicación efectiva y responsable en la gestión de riesgo.
